miércoles, 18 de agosto de 2010

POR LOS DERECHOS CIVILES PARA TODOS 3


Por los derechos civiles para todos
(Tercera y última parte)
Profra. Elena Salazar
Debido a un comentario que he recibido vía Internet, quise redactar una tercera y última parte para abordar de manera breve lo que significa legislar para las minorías.
En primer lugar, debemos tener claro que legislar para las minorías, sean estas raciales, de origen étnico, de creencias religiosas, de preferencias sexuales, por su edad, por su género, etcétera, no es ni debería de ser excluyente de la acción legislativa para las mayorías.
Me parece que entre nosotros, esta comunidad internauta de IDNtificARTE es consenso que proteger los derechos de las minorías no va en detrimento de los derechos de las mayorías. El mejor ejemplo nos lo da la asociación que ha dado en llamarse uno+una, según ellos porque en el nombre mismo simbolizan lo que para ellos debe ser el matrimonio. Sin embargo, y a pesar suyo sus spots radiales (no he visto todavía uno en televisión) son la demostración más fehaciente, de que atender a los derechos de las minorías, en este caso, el matrimonio gay y su derecho de adopción, no va en demérito de los derechos de los demás.
Cuando en una de sus respuestas sobre ¿en qué le afecta el que a las parejas gays le reconozcan el derecho a adoptar?, palabras más, palabras menos, el argumento básico es que a los niños adoptados por este tipo de parejas se les quitaría el derecho a tener una mamá y un papá.
Bien, pues ya hemos abordado en artículos anteriores, que los roles de mamá y papá son una construcción social dominada por el status quo patriarcal. Esto quiere decir que el que a los niños se les enseñe que a la figura femenina se le denomina “mamá”, y a la masculina “papá” no responde tanto a una necesidad psicobiológica como a un requisito social. Sin ir más lejos, recientemente conocí a una niña (hija de madre separada) que a cualquier adulto hombre que pasara el suficiente tiempo con ella le llamaba papá.
Es por esto que uno no llega a entender, cómo el reconocimiento de este derecho a las parejas homosexuales puede afectar a la “mayoría” heterosexual. Yo vi la película Marcelino, pan y vino varias veces en la televisión y el niño sólo se percató de la ausencia de su mamá cuando encontró a una mamá que buscaba a su hijo.
En segundo lugar, muy alejado de las homofobias de la asociación señalada, quiero referirme a algunas de las interesantes declaraciones que vertió Yvonne Mokgoro para el suplemento Letra S del diario La Jornada.
En la entrevista concedida al periodista Carlos Bonfil, la presidenta de la Comisión de Leyes en Sudáfrica habló sobre los cambios legales que se han dado en su país a favor de las minorías sexuales; tema por demás significativo dada la ignominiosa historia de discriminación que existe en esa nación.
Respecto a este tema Mokgoro relata que “muchas leyes en el antiguo régimen criminalizaron no sólo las relaciones entre las razas sino también entre personas del mismo sexo. Hubo diversas formas de discriminación en Sudáfrica” y son de resaltar sus palabras en el sentido de lo que argumentábamos líneas arriba sobre minorías y mayorías: “la idea es crear hoy un marco legal en el que todos los individuos sean contemplados en término de igualdad y eliminar así los prejuicios en nuestra sociedad hacia las minorías”.
Es evidente que esos términos podrían generalizarse a todos los países del mundo es por eso que esta académica puede afirmar categóricamente que: “las constituciones políticas tienen la obligación y el compromiso moral de ampliar los derechos de sus ciudadanos, en particular de las poblaciones más vulnerables, y jamás pueden restringirlos”.
Ojalá no tuviéramos que atravesar una etapa tan oscura en cuanto a la discriminación como la pasó Sudáfrica para llegar a entender lo que la entrevistada definió como parte del proceso para las reformas legales a favor de las minorías sexuales: “Lo que al final prevaleció, fue la conciencia mayoritaria de que las minorías sexuales debían ser protegidas en nuestra Constitución, pues discriminarlas era una indignidad muy parecida a la que habían padecido otras minorías en el país, y eso debía quedar enterrado en el pasado”.
Para concluir esta serie de artículos sobre el tema de los matrimonios gays y el reconocimiento a su derecho de adopción termino con una serie de reflexiones de Yvonne Mokgoro.
“Es algo comúnmente aceptado que la fortaleza de una Constitución se mide por el nivel de protección que ofrece a las minorías. No es democráticamente aceptable que las mayorías opriman a las minorías. Es verdad que las democracias se integran con el apoyo político de las mayorías, pero cuando se trata de proteger los derechos de los ciudadanos la fuerza de las democracias radica, lo repito, en su capacidad de proteger a sus minorías. De lo contrario estaríamos en una situación donde las mayorías podrían decidirlo todo, incluido su derecho a oprimir a las minorías. Y eso no puede ser. Las democracias no se construyen para oprimir a las minorías que carecen de poder político.”

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