La Jornada: Astillero
*Tengo miedo
*Propaganda sucia
*PRD: el viernes, ¿candidato?
*El 68 y las complicidades
Julio Hernández López
L
a divisa familiar del haiga sido como haiga sido está en curso en Michoacán, donde los delegados de la administración pública federal han sido convertidos en operadores electorales de Luisa María Calderón Hinojosa, en una abierta y ostentosa campaña de dispendio y manipulación que pretende imponer a la hermana del jefe de Los Pinos en gobernadora al costo que sea, incluso el de eventuales reprimendas jurídicas posteriores que a fin de cuentas de nada servirían si el objetivo central de hacerse del poder estatal fuese cumplido a satisfacción del pragmatismo calderónico.
Escenario regional que es mucho más que un laboratorio de consolidación de las tretas electorales practicadas en 2006 y que ahora se anuncian, mejoradas, para 2012: la instrumentación descarada de los programas federales para beneficio de la candidata de casa, como lo prueba la grabación dada a conocer ayer por el PRI, la posterior denuncia gráfica en cuanto a reuniones de delegados federales con la aspirante fraterna, y el cinismo impulsor de campañas de miedo para beneficiarse de lo mismo que, en este caso, el calderonismo ha generado, como es la violencia desatada a cuenta del narcotráfico electoral y políticamente manejado.
Ayer mismo, por ejemplo, aparecieron en YouTube dos videos no caseros, sino de hechura profesional, en los que presuntos ciudadanos de Michoacán confiesan tener miedo de los candidatos y los partidos contrarios a Cocoa. La idea es la misma y solamente cambian los destinatarios: Silvano Aureoles y el PRD, en el primero, y Fausto Vallejo y el PRI, en el segundo. Tengo miedo, es la muletilla que da paso a la descripción de las presuntas causas de la alarma que acaba convocando a impedir que triunfe lo medroso y más bien lo haga el espíritu cívico votante. Los videograbados confiesan y detallan su miedo al tricolor y al sol azteca pero llaman a votar por alguna opción no especificada que ya corresponderá al valeroso ciudadano descubrir si tiene sabor a cocoa. Los trabajos, con aroma a las malas artes del hispano naturalizado en este sexenio como mexicano, Antonio Solá (ejecutor de la campaña que estigmatizó a López Obrador como presunto peligro para México), pueden verse en bit.ly/vR0zy9 y en bit.ly/tQuHV9 donde fueron colocados por pedroalvarado58, quien abrió ese sitio el pasado 4 y hasta ahora solamente ha puesto los dos videos mencionados.
Frente al despilfarro y la distorsión federales se ha producido un ligero acercamiento de los candidatos afectados (que en todo caso podrán quejarse solamente en términos de gradualismo, pues ellos mismos han recibido apoyos gubernamentales de sus respectivos bandos y han hecho cuanta marrullería les ha sido posible, pero se declaran arrollados por esa suerte de abuso dentro de lo abusivo que ha practicado la hermana de su hermano). Fausto Vallejo tiene todo por defender, pues mucho se insiste en los corrillos michoacanos de los políticamente enterados que la verdadera contienda se ha cerrado entre el PAN y el PRI, a tal grado que también se habla de gestiones subterráneas de los aliados perredistas del calderonismo, que son los Chuchos y sus vertientes aledañas como el grupo al que pertenece Silvano Aureoles, para que abiertamente o de manera disimulada el sol azteca acabe beneficiando a la señora Calderón Hinojosa. Aún así, para efectos gráficos, PRD y PRI están exigiendo que se precise el monto del gasto de campaña de la llamada Cocoa, mismo que aseguran ha sido amplia y evidentemente rebasado, y que los órganos electorales castiguen el aprovechamiento de las delegaciones del gobierno federal para propósitos panistas.
Un ejemplo de la inviabilidad política que se produce cuando un hermano lleva al poder a otro se está viviendo en Coahuila, donde el tema del endeudamiento excesivo que se dio cuando el poder absoluto lo ejercía Humberto Moreira no puede ser procesado en términos de confiabilidad institucional dado que el sucesor del presunto implicado es justamente uno de sus hermanos, Rubén Moreira, quien no sólo tiene encima el peso del apoyo desproporcionado que recibió del aparato estatal de gobierno (como Cocoa hoy respecto a Felipe), sino el lazo familiar directo que hace improbable la aplicación más o menos aceptable de criterios justicieros en ese asunto que, para salirse de la camisa de fuerza de la política dinástica, ha sido llevado a la denuncia periodística y, sobre todo, al aprovechamiento de parte del vengativo calderonismo.
Provisionalmente convertidos en una familia modelo en la que los hermanos bien portados están a la espera de lo que resuelva Santaclós respecto a una cartita denominada Encuesta, los perredistas han sido notificados por la vía de Marcelo Ebrard de que el próximo viernes se conocerán los resultados de ese ejemplar ejercicio de resolución pacífica de los conflictos políticos que es el sometimiento del universo militante y de la capacidad colectiva de raciocinio a las fórmulas de nueva magia que son los sondeos de opinión. Antes de dar agradecimiento a sus seguidores y lanzar una proclama de campaña, el jefe del gobierno capitalino puntualizó los términos del domesticado litigio en curso, con sobriedad digna de mejor partido político: Conforme al proceso acordado, el día viernes conoceremos los resultados de la encuesta y las izquierdas tendrán un solo candidato. Sencillito el asunto.
Cuatro décadas después, la cámara de diputados ha reconocido la dimensión histórica de la lucha por la democracia que en 1968 libraron estudiantes y una parte del pueblo mexicano y que fue aplastada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz pero, sobre todo, por el conjunto de complicidades y cobardías que desde los medios de comunicación (Prensa vendida, era el grito, que subsiste), los órganos de representación popular y tantas voces alegremente doblegadas que satanizaron a aquel movimiento, encubrieron las fallas del sistema y magnificaron los errores de los manifestantes, creyendo que la victoria del oportunismo, y sus mieles inmediatas, vencerían al juicio de la historia. ¡Hasta mañana!